lunes, 14 de abril de 2014

NUEVO MICROCUENTO MÍO EN MUNDIARIO

El niño era muy feliz, le gustaba jugar, ser inocente y ser dulce. También le gustaba gastar bromas y tomar el pelo a la gente. Un día, se levantó el pequeño y se miró al espejo... tenía treinta y cinco años... era un crío grande. Al hombre le encantaba ser como Peter-Pan, el eterno niño. Era incapaz de madurar y de tomar decisiones importantes en su vida. No podía dejar su infancia atrás ni prosperar...

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